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Hoy he hablado con la Virgen María


Salgo del dentista con 800 euros menos…
Tampoco me ha tocado nada en el sorteo popular de Navidad del día 22 de diciembre…
Subo al autobús –está abarrotado- solo un sitio atrás junto a una niñita de muy pocos años, vestida como de fiesta debajo del polar…
Cubre su cabecita con una especie de pañuelo –le pregunto- ¿Vas de princesa?
No, voy de la Virgen María – responde- ¿y eso por qué? –pregunto-
Es que hemos tenido una fiesta en el cole y yo hacía de María…
¿Había un José?
Si una niña china hacía de José…
¿Y de reyes magos?
Otras niñas… ¡Lo mejor eran las niñas que hacían de Ángeles que volaban por el cielo! – exclama emocionada-
¿Cómo era posible que volaran esas niñas?
¡No volaban… eran solo niñas! Hacían así con las manos… (Y aletea las manos en el aire…)
¿Quieres que te cuente una cosa?
Yo he visto de verdad a los Reyes Magos… no a esos hombres que se disfrazan, a los auténticos, y en mi propia casa…
Era yo niño, día de Reyes Magos y me acosté temprano para no asustar a los Reyes Magos no me fuesen a romper algún juguete…
Ya soñaba, cuando un ruido me sobresaltó, abro con mucho cuidado un ojo y veo en el claro oscuro de nuestra habitación (de mi hermano y la mía) unas siluetas de tres personas… una de ellas llevaba una corona de rey mago y otras personas iban vestidas como los pajes ayudantes…
No me moví para no alertarles de que estaba despierto… tenía miedo de que escucharan el ruido enorme que hacía mi corazón pon, pon, pon ¡muy rápido!
Estaba asustado de que lo escucharan…
No era posible que estuvieran tan sordos…
Dejan los juguetes se acercan a nuestra cama y nos besan en la frente… a mi hermano y a mí.
¡Creí que se me iba a salir el corazón!
Al rato de salir de la habitación los Reyes Magos… cuando pensé que ya no me escucharían, me levanto y veo los juguetes… llamo a mi hermano ¡Paco, Paco! Los Reyes Magos! ¡Han venido!
Mi hermano y yo sin vestirnos siquiera a pesar del frío que hacía en mi pueblo de la montaña, nos pusimos a la tarea de jugar con nuestros juguetes…
El estruendo debió de despertar a nuestros padres, que se presentaron en nuestra habitación… no lograron que nos metiéramos en la cama, por lo que optaron por vestirnos adecuadamente y soportar con paciencia toda la noche sin dormir hasta que caímos rendidos mi hermano y yo abrazados a nuestros juguetes… como si temiéramos despertar y que hubiesen desaparecido.
Si alguien comprende mi historia ha sido esta pequeña virgencita María…
Solo los niños entienden la magia, y solo ellos la ven…
Yo he sido por unos minutos niño otra vez, mi alma ha estado limpia y he vuelto a sentir la magia de la Navidad…
Y ya no me ha importado mi precariedad económica, ni los casi sesenta años que calzo, he vuelto a vivir por unos instantes la felicidad pura de los niños, que Dios bendiga y proteja.

Comentarios

  1. Magnifico cuento de Navidad, contado como si fuese una cosa real.
    Me he llegado a emocionar

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  2. Anónimo dijo...
    Magnifico cuento de Navidad, contado como si fuese una cosa real.
    Me he llegado a emocionar
    30 de diciembre de 2010 22:30
    -------------------------
    Muchas gracias anónimo, pero debo aclararte que es una historia real... me sucedió tal como lo cuento, impactandome tanto, que no pudiendo quitármelo de la cabeza no tuve más remedio que plasmarlo por escrito y contarlo al mundo entero mi propio milagro Navideño.

    ResponderEliminar
  3. Esta es una de las historias reales más hermosas que conozco. Eres afortunado por haberla merecido vivir, retener en la memoria a través del tiempo sin que la vida le quitase su magia, y tener el don del escritor para compartirla. Un abrazo, hermano! Gustavo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. De ese modo me sentí, afortunado de poder haberlo vivido y ser capaz de sentir la pureza en mi corazón.
      Un abrazo muy bien recibido.
      Ávalon

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