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La tentación duró una hora.

“Queremos ser más felices que los demás, y eso es dificilísimo, porque siempre les imaginamos mucho más felices de lo que son en realidad."
 Montesquieu

Sensaciones, imaginaciones, pareceres…
Todo es  cómo lo percibimos. Por eso es importante aprender a percibir lo más fiel a la realidad.

Tánto lo entendí, que quise ser maestro en ilusionismo, quería vivir y hacer vivir mis ilusiones, pero es muy difícil.

Los niños son los más y mejores seguidores, para ellos, la fantasía es consustancial, luego la vida y el tiempo la esteriliza.

“No hay nada nuevo bajo el sol, pero cuántas cosas viejas hay que no conocemos” Ambrose Bierce.

Ayer y antes de ayer, “bajé” de mi nube al mundo y observé cómo vive el pueblo.

Todavía descubro algo nuevo y aprendo algo de mí.

Descubrir lo que realmente sientes sobre tu entorno, te sorprende a veces.

He descubierto lo lejos, lo que me he alejado del mundo del consumismo, visitando un centro de consumo, donde la oferta es tan grande que te abruma.

Ese palacio del consumo está construido e ideado para exacerbar todos los sentidos.

Fué un “chute” brutal, después de años, de años de ignorarlos por razones económicas y últimamente por razones filosóficas, fueron tan  tremendas las sensaciones, todas conocidas pero ya casi olvidadas.

Los escaparates y las “transparencias” me mostraban exquisiteces para el goce de los sentidos, consumibles imprescindibles de electrónica de consumo, increíbles complementos deportivos y de moda, todo en un entorno de vistosas multitudes consumiendo compulsivamente.

No había casi nadie que no lo hiciera,  todos “con una alegría en la cara” iluminada por las luces de colores de los anuncios.

Fué muy fuerte para mí, me tuve que reprimir (la posesión de tarjetas en la cartera y de dinero en efectivo en el bolsillo me reforzaban la vocecita interior: “consume, aunque sea por una sola vez”).

Mi espíritu tembló, se venía abajo todo lo construido hasta ahora.

¡Cuán débil es la condición humana!
No sé si resistiría muchas tentaciones de esa calaña.

Después de una hora ¡sólo una hora! De inmersión en ese ambiente, fueron suficientes para darme vahídos…

Es fácil siendo pobre resistir la tentación de consumo, pero teniendo medios ¡Qué difícil es ser virtuoso!

Por eso mismo, ahora me doy más mérito a mí mismo y a mi minimalismo sobrevenido y ahora ya asumido y adoptado.

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