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Fin de la migración

Buenos días, buenas tardes y buenas noches a todos mis amigos.
Resurjo de mis cenizas como aquel Ave Fénix, he logrado con la ayuda de Dios la migración en un tiempo récord, ha durado una semana.

Superado sin ayuda terrena el micro ictus, y una vez acudido al médico, me pongo a dieta severa: sin azúcar, sin sal y sin grasas.

Con la ayuda de la química, he conseguido una tensión buena, y al mismo tiempo, con el ánimo ya lentamente restablecido, comienzo  la búsqueda.

Pocos, escasas y lejos, quedan las viviendas en esta ciudad. Un constructor termina un loft, y va a la inmobiliaria.

Coincidiendo en el tiempo, un agente comercial llama a mi telefonillo, (me apura hablar con la gente sin mirarle a los ojos),  le invito que suba a mi piso, sube y me pregunta si sé de una casa que se quiera vender o alquilar.
Le respondo que no, pero le digo el que está buscando una, soy yo.
¿Qué idea tiene de lo que necesita?
Se lo digo: Una pequeña, bonita,comunicada y de xxx € máximo.
Por el entorno no hay, pero haré unas búsquedas en internet y se las doy (me responde).
Cumple lo prometido y me pide que si queda vacío el piso, le ponga en contacto con el dueño del mismo.
Lo prometo así mismo yo.
No pasan dos días, cuando recibo una llamada:
¡Alberto, acaba de entrar una vivienda que creo que es óptima para sus deseos! ¿Puede venir a verla, aún no la hemos subido a la red, va a ser usted el primero?
Bajo al momento a la calle, entro y me manda con un compañero a verla.

Me enamoró al momento, fue un flechazo a primera vista, con el agente comercial, me dirijo a un cajero y saco la señal de reserva y se la doy en la oficina.
Más tarde formalizamos y doy comienzo a la mudanza:
Contactar con una empresa para que deje vacío del todo el piso, me traslade las pocas cosas a mi nueva vivienda y tire lo descartado.
Dicho así parece cosa de poca monta, pero lo comparo con “un parto”.

Y heme aquí, adaptándome al nuevo sitio, con nuevos criterios y más calidad de vida, ¡Tengo hasta una lavadora que se maneja también con el móvil!

Atrás quedan 12 años lavando a mano, todos los enseres de la cocina a estrenar.
Ahora comienza para mí una nueva etapa: minimalismo a tope.

En esta lucha frenética contra las incoherencias y las anclas emocionales que me suponen treinta años.
Comienzo donando, tirando y descartando todo lo que sea “grasa emocional” solamente, que no aporte valor nuevo a mi vida.

Seguiré más adelante...

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